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Noche de amor y paz

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Este era un matrimonio pobre en dinero y rico en hijos y para colmo los esposos siempre estaban de pelea y cómo si fuera poco tenían a los hijos muy descuidados. Al niño menor de meses lo dejaban abandonado frecuentemente, sin pensar en cambiarle los pañales ni hacerle el aseo personal y por esto el chiquito lloraba día y noche.

Ante esta situación los duendes se dispusieron a llevárselo a su morada para que pasara una buena noche buena. Los padres al darse cuenta de la ausencia de su hijo, lloraron mucho y cada uno le reprochaba al otro del descuido que habían tenido, hasta pensaron que se había ido gateando debido a su situación. 

El pequeño pasó una muy alegre, calentito, tomando leche tibia y los duendes todos hacían fiesta a su alrededor, así mismo le cantaban “noche de paz noche de amor”.  Seguidamente los duendes devolvieron al niño muy arropado y limpio y éste muy sonriente, movía sus manitas cómo despidiéndose de alguien. 

En tanto los padres al mirarlo creían ver una estrella en la frente y lloraron de alegría y de arrepentimiento por su negligencia para buscar medios de subsistencia.

Desde entonces ese lugar fue feliz, los padres se desvivían por rodear de satisfacciones a sus hijos. Ponían gran esfuerzo en la búsqueda del pan cotidiano. Vivían alegremente renovando sus esperanzas en la mañana.

Algún ser tutelar invisible pero generoso velaba por todos, lo comprobaron al encontrar una pequeña esquela que decía con letritas muy menuditas pero claras “La pobreza no es lamentable cuando hay paz en el hogar y voluntad en el corazón”.

La buena estrella de este niño la de haber logrado cambiar la indiferencia de sus padres y su abandono por la felicidad de trabajar y cobrar fuerza para vencer sus miserias. Una sonrisa suya logró el milagro en la gran noche de amor noche de paz.

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