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Visita a los portales

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La tradición de las familias católicas en época navideña, de construir representaciones de la Sagrada Familia y la celebración del nacimiento del Niño Jesus, está presente en todo el territorio nacional. Esta representación es conocida en el país como “portal”. Antiguamente, existía una tradición de visita a las familias en horas de la tarde y noche para admirar los portales, la cual iniciaba en la noche del 24 de diciembre y podía extenderse hasta el día 2 de febrero, momento en que según el calendario católico se celebra la fiesta de la Purificación de María, también conocida como Fiesta de La Candelaria. En la visita, las personas se unían para rezar un misterio del rosario y compartir algunos alimentos propios de la época, entre ellos la chicha de maíz.

La devoción a la Sagrada Familia y la elaboración de los pesebres fue promovida en 1223 por San Francisco de Asís en Italia, en una ermita de Greccio. Influenciado por un viaje que hiciera a Belén en 1220. Su propuesta era la representación del pesebre con personajes en vivo. Posteriormente, se recurrió al uso de imágenes de barro y
otros materiales, costumbre que se propagó rápidamente por Europa. Se cree que el primer nacimiento con figuras de barro se construyó en Nápoles, a finales del siglo XV, y fue Carlos III quien ordenó que los pesebres se extendieran y popularizaran en la Península Ibérica.
En América, la tradición de los portales fue un recurso utilizado en la evangelización de los pueblos indígenas, a quienes los religiosos les enseñaron cánticos, y las escenas se adaptaron a las costumbres y materiales que se encontraban en el lugar. La elaboración de los portales en Costa Rica es tan antigua como la llegada del cristianismo a América, y la promoción de las tradiciones cristianas por parte de los misioneros franciscanos a mediados del siglo XVI. En su elaboración resalta la creatividad de las familias, y el uso de diversos materiales.
Antiguamente era costumbre confeccionar las propias figuras con arcilla, y utilizar frutas y verduras para la decoración, entre las que se encontraban cohombros, ayotes, pejibayes y frutas cítricas, además de siembra
en pequeños utensilios de plantas de maíz, linaza y frijoles.
Se recurría al uso de estampas o postales policromadas y papeles embetunados y materiales brillosos para decorar el espacio. La tradición de visita a las casas para
admirar los “portales” o “pesebres”, antiguamente significaba una de las principales actividades de socialización comunitaria.
Cada familia se esmeraba por elaborar un hermoso portal en la sala, corredor o portal de su casa, adornado con productos de su misma finca y los juguetes de los más pequeños. Como una muestra de aprecio y convivencia, abrían las puertas de su casa para recibir a los visitantes, a quienes les ofrecían pan dulce, bizcocho, café, chicha de maíz, ponche y otras delicias elaboradas de manera especial para la ocasión, además de amenizar el momento
con alegre música de guitarras. Con el transcurrir del tiempo, esa hospitalidad y la tradición de la visita a los portales están quedando en el olvido. En compensación, algunas comunidades han adoptado la tradición de las llamadas “posadas”, y de manera simbólica con cánticos y la representación de la Sagrada Familia, del 16 al 24 de diciembre las personas peregrinan a diferentes casas, realizan oraciones y cánticos de villancicos y comparten comidas.


Fuente: Archivos proyecto
TCU-486.

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