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Aquí se cocina con leña y amor: Costa Rica algunas décadas atrás

“Recordar es volver a vivir” es la
frase perfecta para describir esos
recuerdos gratos que se vienen a
la memoria de las protagonistas
de este escrito, momentos y
recuerdos que permiten a quien
las escucha, ser parte, al menos
un instante, de la vida pasada
de quien narra las historias.
El presente escrito es una
recopilación de historias de doña
Gladys, doña Irene y doña María,
tres señoras costarricenses, de
86, 78 y 71 años respectivamente,
que tuvieron la experiencia
de vivir en la época del país
en dónde se preparaban los
alimentos en cocinas de leñas

Todas aprendieron a cocinar
alrededor de los 7 y 10 años,
comenzaron ayudándoles a sus
madres con labores pequeñas,
como estar moviendo la comida
o picando los olores, y ya con
el tiempo fueron realizando
tareas más complejas. Pero
¿cómo funcionaban estas
cocinas? Doña Gladys cuenta
que en un principio, cuando no
había luz, utilizaban un tizón y
una candela para encender la
leña de la cocina, y ya después
empezaron a utilizar el canfín
para encenderla. Las mismas,
cuentan que la leña se conseguía
muy fácilmente. Se utilizaba

madera seca de árboles de sura,
poró, laurel y ramas de café, era
necesario que estuviera seca,
ya que, si presentaba humedad
no encendía. Dicha tarea, era
principalmente llevada a cabo
por sus padres, hermanos y
eventualmente esposos e hijos.
En relación con el tiempo que se
duraba cocinando los alimentos
en la cocina de leña, cocinar no
era igual que hoy, solo calentar la
cocina duraba alrededor de 15 a
20 minutos, una vez que ésta ya
estuviera caliente, los alimentos
se preparaban realmente rápido.
Sin embargo, todas mencionan

que les llevaba al menos
dos horas preparar todos los
alimentos, pues los almuerzos
y cenas eran para muchas
personas. Por tal motivo, es que
se levantaban tan temprano,
ya que, antes se acostumbraba
moler, palmear y cocinar tortillas
para el desayuno, y en algunas
ocasiones, esas tortillas eran para
vender, por lo que se preparaban
en gran cantidad. Luego debían
preparar el almuerzo, el cual
según las entrevistadas se
realizaba a eso de las 10 y 30 de
la mañana.

Por otro lado, los instrumentos
o utensilios que se utilizaban en
dichas cocinas eran cazuelas y
ollas de hierro, así como cucharas
de madera. Las entrevistadas
mencionan que el humo de la
cocina llegaba a afectarles al
inicio, cuando debían soplar la
leña para hacerla arder y después
de varias horas exponiéndose
al mismo, incluso una de ellas
menciona que a después de
varios años llegó a producirle
asma. También contaron que la
cocina al hacer tanto humo, el
único inconveniente era que este
olor quedaba impregnado en la
ropa, por varios días.
Adicionalmente, doña Irene
relata que tiempo atrás la
situación económica era un

tanto difícil, por lo tanto, se
acostumbraba a comprar y
preparar los alimentos que se
iban a consumir ese día, y que
como no había refrigeradores
o lugar donde almacenar los
alimentos no perecederos,
se acostumbraba hervir los
alimentos varias veces al día.
Antes las familias no realizaban
las compras por quincena.
Por otra parte, doña Gladys
menciona que cuando las
familias contaban con ganado o
gallinas, se acostumbraba a que
los hombres se levantaran aún
más temprano alrededor de las
3 am para producir los alimentos
que más tarde venderían y que
sus familiares consumirían como
la leche, el queso, huevos, incluso

la carne de las gallinas, con estas
realizaban platillos tradicionales
como sopa de pollo, gallina
achiotada, “arroz con siempre”,
guiso de pollo, tortillas con
queso, entre muchos otros.
Asimismo, los hombres,
tanto hijos como padres eran
cazadores por excelencia así
que, cazar era una de sus tantas
tareas. Los animales cazados
como: venados, zorros, conejo,
iguana, tepezcuintle, garrobo,
chancho de monte, y otros,
eran vendidos a bares (antes
conocidos como cantinas) o bien,
consumidos por toda la familia
pues, se acostumbraba a realizar
reuniones familiares posterior a ir
de cacería.

Por otro lado, doña Gladys
comenta que usaba la cocina de
leña para prepararle la comida
a los perros de cacería de su
esposo (Felo), pues este, le decía
que los animales debían estar
fuertes y bien comidos para dar
la talla en las horas de cacería.
Por lo tanto, ella elaboraba la
comida con todos los sobros del
resto de animales que la familia
previamente había consumido
o vendido (restos de conejo,
venado, gallina, etc.).
En la actualidad, aún existen
algunas familias costarricenses
utilizan la cocina de leña. No
obstante, es una actividad que
cada vez se realiza menos, puesto
que ahora hay mucha facilidad y
este tradicional instrumento ha

ido perdiendo su uso. Incluso,
doña María cuenta que hace
algunos años usaba las cocina de
leña por su delicioso sazón pero
dejó de usarlo por motivo de
asma y por quejas de los vecinos
debido al humo que se metía en
sus casas.
Sin duda alguna, las cocinas de
leña jugaron un papel importante
en la cocina costarricense en
los años de antaño. Puesto que,
fueron instrumentos importantes
para las mujeres que mantenían
el hogar, fueron compañeras de
historias y anécdotas, que al día
de hoy, quienes las utilizaron
comparten sus recuerdos con
gran alegría. ¡Y ni qué decir
de la comida! Según relatan,
las participantes, en estos

instrumentos, los alimentos
quedan más sabrosos, debido
a que aportan un sabor único a
los platillos. No obstante, todas
concuerdan que cocinar con
leña era una tarea de trabajo
arduo en la que se invertía gran
cantidad de tiempo en su rutina
diaria, pues cocinaban para sus
familias, las cuales, eran bastante
numerosas.

Imagen tomada de: https://www.pinterest.com/pin/447686019181428925/

Créditos:

Sashary Mora Jiménez.
Katherine Román Taylor
Estudiantes, TCU-486

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