A vísperas de la celebración de la fiesta patronal en San Mateo de Alajuela, las personas se preparaban para participar, activamente, en el turno y las corridas de toros. A mi casa llegó una señora invitada
por mamá para estas estas. Al día siguiente, como a las siete de la mañana, yo estaba sentado en el trono del excusado de hueco, a causa de una diarrea.
En San Mateo se acostumbraba arriar los toros desde el corral hasta el redondel el propio día de las corridas. En aquel tiempo, las cercas consistían en pocos hilos que dividían los terrenos, debido a ello, fácilmente, un toro bravo podía desviarse del camino y llegar a la propiedad ajena.
Mientras estaba en el excusado, escuché la bulla de los arrieros, quienes llevaban a los toros. Por un hueco pude mirar que se acercaba rápidamente hacia donde yo me encontraba un toro bravísimo. Este notó mi presencia y empezó a rondar la zona. De repente, metió un cachazo y con un movimiento de su testuz arrancó la pequeña casuchilla del excusado. Yo tuve que salir corriendo, subiéndome rápidamente los pantalones mientras miraba hacia atrás con susto de que el toro me persiguiera. En casa tuvimos que colocar un nuevo excusado, tanto por la necesidad, como para atender, como se debía, a la invitada.
Durante la tarde y antes de la celebración de la misa, la señora se acercó al excusado para hacer una necesidad. Ya había pasado más de una hora
desde que nuestra invitada había ido al excusado y nos preocupaba si se había ido entre el hueco. Entonces, mamá se acercó a la puerta y preguntó si tenía algún problema.
Dentro de la casuchilla del excusado, la señora lloraba y lloraba. Su plancha de dientes se le había caído en el hueco. Mamá me mandó a buscar a Chocuaco, para que nos hiciera el favor de buscar los dientes de nuestra invitada.
Yo fui, inmediatamente, a llamar al vecino quien pronto llegó a la casa.
-“Por cinco pesos le saco la plancha del excusado” – dijo Chocuaco.
Y una vez aprobada la oferta, Chocuaco empezó a ver cómo hacía para rescatar la prótesis. Al final tuvo que meterse en el hueco y batir bien el fondo hasta encontrar la plancha. Con alegría, comunicó a los expectantes sobre el hallazgo y rápidamente salió del maloliente sitio.
Informante:
Jorge Villalobos. (2011).