GUILLERMO SOLÓRZANO
Una historia en los cafetales de Puriscal, San José:
Dicen que asustaban en los cafetales… ¡dicen!… ¡yo no sé! Dicen que salían esqueletos, solo le salían a los viejos, a los varones. En aquellos tiempos eran trillos, para caminar, y los varones iban por los trillos y se encontraban con otra viejilla, en los cafetales en la noche. Dicen las historia que las esposas de esos viejos compraban calaveras y entonces hacían un vestido y salían en la oscuridad para asustar y ¡hacerlos correr! Porque eran los maridos los que iban a buscar otra mujer… Dicen que una vez a un carajo de Puriscal le salió el diablo y ¡dicen que casi se muere el carajo! Eso oía yo de la gente decir de los cafetales… yo nunca fui a cafetales